En términos generales, estas medidas se pueden resumir en dos tipos de actuaciones:
- Sobre el foco emisor del contaminante.
- Sobre el medio en el que se dispersa el contaminante.
De la variedad de posibles focos de emisión de contaminación, se desprende la multiplicidad de acciones que se pueden emprender. Si bien la eliminación del foco emisor aparece como la medida más idónea y eficaz, en la práctica, puede ser difícil de conseguir; como por ejemplo, hemos dicho que la contaminación exterior es uno de los posibles contribuyentes al deterioro de la calidad de ambiente interior, pero las acciones que se deben emprender sobre esos focos sobrepasan el ámbito de competencias de una empresa.
Las medidas preventivas que a continuación se indican representan un sumario de las que aparecen en la literatura especializada:
- Ubicar las tomas de aire exterior de modo que se impida la reentrada de los aerosoles producidos en las torres de refrigeración.
- Es conveniente mantener el edificio a ligera presión positiva para minimizar la infiltración del aire por lugares no controlados (puertas, ventanas, etc.).
- Suministrar suficiente aire fresco de ventilación cumpliendo con los estándares o recomendaciones técnicas relativas al tema.
- Disponer de accesos adecuados a los diferentes componentes del sistemas para su inspección, reparación y limpieza.
- Colocar filtros adecuados para el control de la entrada de materia particulada. Es recomendable: usar prefiltros y filtros que tengan eficacias de retención superiores al 80%; cambiar los filtros a intervalos regulares de tiempo y cuando sea necesario instalar filtros tras los intercambiadores de calor.
- Prevenir la acumulación de agua estancada bajo los sistemas de refrigeración, implantando un sistema de drenaje continuo.
Fuente: Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.
Acceso: Consultoría Prevención Riesgos Laborales , Servicio Prevención Ajeno
