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martes, 16 de diciembre de 2008

Síndrome de edificio enfermo. Dióxido de carbono

Tal y como comentamos en el artículo anterior, uno de los contaminantes químicos más frecuentes que se originan a partir de los procesos de combustión es el dióxido de carbono.

En ambientes interiores no industriales la principal fuente es la respiración humana y el fumar, aunque también puede provenir de procesos de calentamiento con llama (calefacciones, cocinas, etc.) y de vehículos de motor, presentes en garajes.

El dióxido de carbono es un asfixiante que actúa por sustitución del oxígeno y que a elevadas concentraciones (> 30.000 ppm) puede causar dolor de cabeza, falta de concentración, mareos, somnolencia y problemas respiratorios dependiendo de la concentración y de la duración de la exposición. El valor límite de exposición profesional (LEP-VLA) del INSHT para exposiciones diarias de 8 horas es de 5.000 ppm con un valor límite para exposiciones cortas de 15 minutos de 15.000 ppm.

La emisión de dióxido de carbono está ligada a otros productos procedentes del metabolismo humano (bioefluentes) y responsables de la carga de olor por ocupación humana de un local.

Por ello, si no hay otras fuentes contaminantes, como indicador de la carga de olor existente debida a sus ocupantes, viéndose en estudios que no se debe superar la concentración de 1.000 ppm para evitar problemas de olor y para que el aire sea considerado aceptable por el 80% de los ocupantes. Su presencia normalmente se debe a una mala ventilación, de otros contaminantes y su concentración es un indicador de la calidad de ambiente interior. Siendo su medición una herramienta útil para el diagnóstico, siempre teniendo en cuenta las posibles causas de error y la exactitud de las medidas realizadas.

Acceso: Consultoría Prevención Riesgos Laborales , Servicio Prevención Ajeno
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